Estoy acurrucado en mi saco junto a una estufa de gas y es temprano. Ayer tuvimos la suerte de ser acogidos en un pequeño pueblo a la falda de una montaña, de camino a Isfahan.
Es la casa de un hombre mayor que nos agasaja con una pequeña cena y desayuno casero a base de té, queso y una pasta de turrón que metemos en un pan horneado con sus propias manos de masa fina crujiente, una delicia.
Esta vez será la planta alta de su cálida casa la que nos dé cobijo. Repleta de alfombras rojas, nos sentimos como en casa al calor de sus estufas y por su entrañable hospitalidad.
Atrás hemos dejado Kasham y el pequeño hostal cercano al Bazar regentado por un kurdo taciturno.
Una antigua ciudad histórica, construida con casas de adobe y donde Tabatabaei Historical House y los Baños del Sultan Amir Ahmad hacen gala.
El clima según nos acercamos hacia el sur este de Iran entrado diciembre va cambiando poco a poco y se hace mas seco, las temperaturas van en aumento aunque la noches aún no dejan de ser frías.
Hoy intentaremos coronar un puerto de montaña que los lugareños han desaconsejado pero antes perecer que ir hacia atrás. El lema sigue presente en el grupo » Siempre Avanti»..así que voy enroscando el saco y enfundándolo acto seguido guardo el material que está desplegado por la alfombra y lo estrujo en las alforjas.
Acto seguido, nos despediremos de los entrañables personajes y enfilaremos las montañas.
Avanti 💪🚵♀️
