Despertarse en el porche de una casa de madera, después de dormir con los sacos en unas tumbonas de playa aunque sea dentro del recinto de un camping no tiene precio. Máxime cuando te dan carta blanca para poder asearte y ducha inclusive.
Martin, un sencillo hombre de trato cercano, dueño del negocio generacional pondrá la guinda al pastel y terminara invitandonos a unos capuchinos que nos catapultan a una travesía mano a mano espectacular por los alrededores de camino a Split.
Mood4Love con un budita amarillo quedara cercano al corazón de Martin, el dueño del camping que nos relata su sueño de aventura recorriendo la ruta del transiberiano
-El viaje lo voy a hacer solo, dice Martin en un perfecto inglés.
-De Moscu a Vladivostok supongo, contesto, ese mismo viaje lo hizo mi abuelo.
-Si, pero por rutas no comerciales
Y asi, dejamos atrás, un lugar que nos da un soplo de aire fresco para continuar nuestra andanza.
En un puente de altura abismal y con vistas infinitas que se pierden donde confluye el caudal del rio con el horizonte, se presenta el momento para abrir las alforjas y atacar los restos de comida.
En este instante Martin buscará una exclusiva apoyando el movil sobre una roca que sobresale del acantilado. Desde ahí se aprecian los veleros deslizándose cortando con suavidad el agua, las bateas de mejilllones y el fondo del precipicio.
Hoy el móvil practicara caída libre, un deporte de riesgo que hace que caiga rebotando y por suerte sólo varios metros pudiendo haberlo hecho en picado mas de 100.
Martin impasible no duda y desciende medio escalando para recuperarlo.
Queda claro que es un bien preciado en nuestra marcha.
Robusto, insta Martin, lleva conmigo tiempo 😁
Aun tardaremos horas en llegar a las inmediaciones de Split, lugar de reencuentro.
Mucho pedaleo por delante. Hoy haremos alrededor de 120 kilómetros, no sin antes degustar los racimos de uvas de las cepas del camino disfrutando a la vez de la compañía curiosa de los niños lugareños de un pueblo rural que cruzaremos, Sibenik.
Mat, un niño confiado y valiente de 12 años, dice conocer internet.
Mood4Love partirá con el.
Son ya 3 noches las que llevamos Martín y yo a la belle etoile y una magia implícita envuelve la noche de hoy bajo los olivos que lindan un campo de cepas mientras un viento frío y racheado acuna nuestros sueños.
Mañana el reencuentro.
💤💤