Son las siete de la mañana y deslizo la mano tímidamente del saco para alcanzar el Old Holborn y el Rizzla azul. Me reincorporo lo justo y me lio un cigarillo escuchando a la lejos el estruendo de la tormenta que se avecina y desde mi minarete atisbo la oscuridad de los nubarrones que tienen prisa por hablar.
Doy varias caladas y el aguacero matutino me colma de bienestar.
Solo son cinco los minutos que han hecho falta para la purga, ahora la calma esta presente y la tempestad se aleja mientras las voces de los truenos aun se dejan escuchar y los relámpagos cómo látigos enfurecidos rasgan el horizonte.
La mar esta en calma, nosotros también. «Dead Calm»
Los vientos y aguaceros intermitentes que azotan el Sur-oeste de Croacia siguen siendo de una fuerza e intensidad inusitada hasta la fecha. Martin y yo nos pertrechamos y decidimos continuar aun a pesar del peligro de ser arrastrados por un golpe de viento hacia cualquier acantilado.
Es la primera vez que me enfundo la capa que esperaba su momento en el fondo de la alforja y ahora comprendo a Clark Ken cuando dejaba su vida ordinaria de redactor, plantaba sus gafas de pasta en la mesa y trasformándose en un super héroe volaba a socorrer a los desfavorecidos. Era todo un montaje!..una excusa para sentir a eolo soplarle en la nuca y viajar a velocidades supersónicas siempre que hubiese viento a favor, claro está.
Ahmdulila!! es la 1 del mediodía y por fin todos los elementos han pactado una tregua.
Meeting point con el resto de la cuadriga, Split, y a tan solo 200 kilómetros de la ansiada Dubrovnik.
Entrada la noche, un golpe certero de suerte hará que las camas de la suite del Hotel Maria Cristina de San Sebastian nos parezcan unos vulgares catres del ejercito.
Por fin, hoy la vida nos congratula y plácidamente conciliamos el sueño sobre unas tumbonas playeras de plástico fino con apoya testas abatible, esta vez resguardados en el hall del ala este de una caseta de madera de un camping al paso.
Good night 💤💤😜