Son varios los días en Dogovayazit, un pueblo de la región del Kurdistán reconocido por el Ararat, una mítica montaña de 5100 mts de altura y donde se cuenta tuvo lugar la historia del arca de Noé.
Nos hospedaremos en el mismo Ararat, un céntrico hotel a la antigua usanza con suelos de mármol y sillones rojos vintage, visten por doquier un hall de entrada que invita a tomar un chai en cualquier ocasión, tanto de salida o entrada. Sus paredes rebosan de fotos enmarcadas de montañeros épicos en ascensión a la legendaria montaña.
Son días de reencuentro con Tito después que él partiera de Istanbul a recorrer el mar negro y yo convaleciente esperase el fogonazo de partida. Ahora los dos mano a mano tranquilos merodeamos la zona, aprovechando para descansar y también hacer alguna incursión para así probar mi vuelta al ruedo después de la fascitis.
Subiremos en bici un día gélido al palacio İshak y desde las alturas contemplaremos la belleza del entorno.
Los días transcurren lánguidamente en Dogubayazit, Plou, un amigo de Ecuador es la razón de nuestra pausa en el movimiento. En unos días aterriza en Teherán para unirse al viaje y hemos de esperar en la zona fronteriza Turka para ajustar los dias del visado Irani. Son 30 dias.
Recomiendo a aquel que necesite tramitar el visado de Iran, lo haga directamente desde el consulado Iraní de la ciudad donde se encuentre. En nuestro caso lo agilizamos por agencia ínter gubernamental por internet y no sólo fue más costoso, sino tedioso y el proceso más lento.
Las narguiles son fieles acompañantes por la noche y ambos conversamos durante horas mecidos por el efecto relajante y un poco embriagador.
Finalmente partiremos al cabo de tres días en Domus. Unos pequeños autobuses que recorren los 20 kms hasta la frontera son los encargados de depositarnos.
Tito negocia el precio airadamente y a la postre finalmente por uno módico logramos encarrilar las bicis en el poco espacio del pasillo a ritmo de una música Kurda que suena de fondo desde la parte delantera.
Con un sombrero enroscado hasta las cejas, el conductor nos conducirá al último pueblo fronterizo rodeado de montañas de Turquía con Irán.