Las ultimas horas de disfrute en la costa de Montenegro cerca de Buvda y no lejos de la frontera con Albania, son amenizadas por la compañía de unos lugareños que animados por mi presencia brindarán sin freno con Zdravko al frente, un marinero jovial jubilado, hecho en las tripas metálicas de los mercantes por medio mundo y también conocedor de España .
Hablando en un español digno del fiel escudero Sancho Panza de Don Quijote y entre chupitos de grapa a gogo tempraneros, una invitación informal a una suculenta comida a base de salchichas, panzeta y carne, me despide de un Montenegro con un sabor entrañable de andar por casa.
Las calorías del manjar me permiten después de varios baños reparadores que recuperan mi consciencia, quemar los 70 kilómetros últimos antes de entrar en solitario en Albania.
El contraste decadente entre una zona y otra es evidente, aunque Skhoder primer pueblo fronterizo no tarda en sorprendernos por la amabilidad de sus gentes.
Pablo, Tito y Joren, llegarán poco después por una ruta alternativa de montaña, y asi, de nuevo los cuatro reunidos aprovecharemos para brindar por Joren. Skhoder será nuestro punto de inflexión y caminos dispares. El hacia Grecia por Tirana, ciudad al sur de Albania, nosotros a Kosovo, Este puro.
El cálido hostal Wanderers nos permitirá recargar pilas, ver pasar un día tormentoso , salir de nuestro cascarón socializando, descargar fotos, comer castañas, estirar las piernas y tomarnos unas merecidas cervezas en Saturday night life de la mano de lugareños que sorpresivamente chapurrearan prácticamente todos algo de castellano y terminando la velada hablando de nuestro internacional y reconocido Almodovar y de sus películas, entre ellas «Todo Sobre mi Madre «
Skhoder 💪